miércoles, 4 de marzo de 2009

Gaurko ipuina

Cierto día un mercader ambulante se acercaba hacia un pueblo. Por el camino encontró una bolsa con 800 monedas. El mercader decidió buscar a la persona que había perdido el dinero para entregárselo y cuando llego a la ciudad, fue a visitar un amigo.
- ¿Sabes quién ha perdido una gran cantidad de dinero? - le pregunto a éste.
- Sí, sí. Lo perdió Juan, nuestro vecino, que vive en la casa del frente.

El mercader fue a su casa y le devolvió la bolsa. Pero Juan era una persona avara y apenas terminó de contar el dinero grito:
- Faltan ¡100 monedas! La cantidad que yo iba a dar como recompensa. ¿Como lo has cogido sin mi permiso? Vete. Ya no tienes nada que hacer aquí.

El honrado mercader se sintió indignado por la falta de agradecimiento. No quiso pasar por ladrón y fue a ver al juez. El avaro fue llamado a la corte. Insistió ante el Juez que la bolsa contenía 900 monedas. y el mercader aseguraba que eran 800. El juez, que tenia fama de sabio y honrado, no tardó en decidir el caso.

Le dijo a Juan :- Tu dices que la bolsa contenía 900 monedas ¿verdad?
- Si, señor, respondió este
- Tu dices que la bolsa contenía 800 monedas - le preguntó el juez al mercader.
- Si, señor.
- Pues bien - dijo el juez - considero como sois personas honradas e incapaces de mentir, tu porque has devuelto la bolsa con el dinero,pudiéndote quedar con ella y a Juan porque lo conozco desde hace tiempo. me parece pues que esta bolsa no es la de Juan; aquella contenía 900 monedas, esta solo tiene 800. Así pues, quédate tu con ella hasta que aparezca su dueño. Y tú, Juan, espera un poco a que alguien te devuelva la tuya.

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