jueves, 11 de junio de 2009

Cuento para hoy

La brisa mecía suave el pelo de la niña que nunca miente que acurrucada entre sus padres ya los esperaba. Y a las 11, como cada jueves de verano, los fuegos artificiales comenzaban a hacer de la lámina de la piscina un lienzo que 2 ó 3 cabecitas se empeñaban en agitar. Entre el estruendo y la borrachera de colores hasta allí llegaban también, lobos con piel de cordero, aquellos morteros que cargaron de un rojo permanente la paleta. La hipnótica admiración mutó en gritos y carreras alocadas. Unos cascotes alcanzaban de muerte a los padres de la niña que no ríe y que siguia acurrucada entre ellos en aquella noche en la que el terror atacó su hotel de Beirut Sur.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres cambiar algo, sé parte del cambio, implícate, participa, difude. Desde fuera mirando sólo adquieres el vicio de la crítica.