También se encontró una planta, una fresa, floreciendo y más fresca que nunca. El jardinero la preguntó: ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío? No lo sé. Quizás sea porque siempre creí que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un roble o una rosa, los habrías plantado. Y en aquel momento me dije: “Intentaré ser fresa de la mejor manera que pueda”.
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