viernes, 23 de noviembre de 2007

Que pensamos de la inmigración.


Os pasamos la última publicación de Ikuspegi en la que podréis ver qué pensamos aquí sobre este asunto, donde entre otras cosas , se ve que no nos agobia (sólo el 4,2% lo menciona como principal problema de Euskadi) y valoramos muy positivamente el tener diferentes culturas, etnias o religiones en nuestra sociedad.

Otro dato curioso es el hecho de que seguimos teniendo una idea equivocada del número de inmigrantes que hay en nuestra sociedad. Frente a la percepción de que los inmigrantes suponen un 27% de la población, la realidad de que en enero de 2007 tan sólo el 4,6% de las personas empadronadas era inmigrante.

De todos modos, os aconsejamos que leáis el informe entero porque merece la pena.

5 comentarios:

  1. Me parece vergonzoso que la gente se preocupe por el tema de los inmigrantes que llegan a través de muchas horas en el mar mediante pateras o cayucos sólo por temor a que nos puedan invadir. ¿es que a caso esta gente no se merece la vida que nosotros gozamos aqui? Se trata de vidas humanas señores! por una vez podriamos dejar de pensar únicamente en nosotros, porque cuando esta gente se juega la vida en el mar es porque no tienen nada que perder, porque no tienen nada... simplemente hambre, guerras, pobreza, corrupcion de los que se supone que tendrian que arreglar sus paises... por favor un poquito de humildad que el haber nacido donde hemos nacido no nos da derecho a privarle una vida mejor a los que no han tenido nuestra misma suerte. Sólo tengo 17 años pero espero que aún así pueda transmitirle a mucha gente que no somos ni más ni menos que nadie!

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  2. Si, lo que querais, pero ya sabeis que en los cuestionarios, no siempre comentamos lo que sentimos de veras, sino lo que nos resulta "politicamente aceptable" declarar.

    Sigue habiendo muchas personas, sobre todo de los sectores más humildes que tienen una visión del que viene de fuera como alguien que está en competencia con ellos y que está rebajando sus condiciones de trabajo al aumnetar de una forma brutal la oferta de empleados de baja cualificación , así como la de los que por su apuro vital aceptan cualquier cosa.

    El sueldo medio mensual de un inmigrante asciende a 810 euros. Sólo un 8% cobra más de 1.500 . A la hora de ver pues las opiniones, no podemos considerar el mismo prisma según las condiciones de vida que tenemos los de aquí

    Les condenamos a la economía sumergida y sin contrato y por tanto son los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad los que lo ven peor.

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  3. Aquellos que no pueden aprender de su pasado están condenados a repetirlo

    Siempre me gustó esta frase y nunca supe a quien correspondía, unos la atribuían a Winston Churchill que quizás la utilizó algún día, pero el primero en pronunciarla fue : Jorge Santayana filósofo español nacido en Madrid en 1863 pero educado en Estados Unidos donde publicó todos su trabajos en lengua inglesa.

    La frase original “Those who cannot learn from history are doomed to repeat it.”, que espero haber traducido medianamente bien, aparece en su libro “Reason in Common Sense” , primer volumen de su tratado The Life of Reason.

    ¿Y a que viene este arrebato académico?, te preguntarás asociado de Plural / Anitzak.Muy sencillo, a que rebuscando en tu blog que acabo de descubrir, me encontré con la foto que abre este post que habeis puesto para hablar de como veis al inmigrante y que yo ya conocia y me suscitó hace unos meses esta reflexión, que ahora os aporto.

    Parece que en este país de pelotazo urbanístico y puterio sin fin en todas las cadenas televisivas existentes, se nos olvida una cuestión de fondo cada vez que se trata el tema del inmigrante. Hemos sido en la historia un país de emigrantes, y no hace mucho de ello por cierto, pero parece que se nos olvida el tema cuando vienen de fuera a ganarse los cuartos honradamente. No voy a entrar en tema de mafias, y demás milongas que día a día los políticos nos intentan meter por las orejas a ver si de tanto repetirlo acabamos por creernoslo. Me voy a centrar en un hecho simple , esa gente que se juega la vida pasando el estrecho o llegando en patera (palabra que prefiero a cayuco que parece que se acaba de poner de moda entre los periodistas) a las costas españolas , bien sean peninsulares o isleñas, vienen como fuimos los de aquí hace no tantos años, a buscar una vida mejor para ellos y para sus hijos, intentando dejar atrás una vida de penurias, de las que nuestra juventud ensimismada en sus móviles de última generación y su ropa de marca no conocen ni quieren conocer.
    Se nos olvida que en este país en el que muchos viven del cuento y otros muchos viven del “ladrillo mágico” hace no muchos años se pasaba hambre. Mi abuela, cuando todavía tenía la cabeza bien, me contaba las historias de cuando tenía que bajar al pueblo a vender carbón llevándolo en un burro o tenía que servir en las casas de los señores de la época. Mi abuela analfabeta, que un día me pidió que le enseñase a firmar con su nombre porque se avergonzaba de tener que poner una X en el lugar de su nombre cuando iba a recoger el vale de carbón que le correspondía como viuda de minero. Esa abuela al igual que muchas otras sabía lo que era vivir durante una guerra, una posguerra y pasar penurias y calamidades. Esa abuela tenía hermanas que habían emigrado a Argentina en busca de una vida mejor, y a las que no volvió a ver.

    Lo que hacen los subsaharianos, marroquies, sudamericanos y habitantes de los paises del este, lo hicimos nosotros, hace no mucho, y no creo que los paises a los que fuimos nos recibiesen como lo estamos haciendo nosotros actualmente. No nos demos el pote . Tengamos un poco de memoria.

    Recuerda “trata a los demás como te gustaría que te tratasen” no es mía la frase, la original es de Confucio: “Lo que no quieras que los otros te hagan a ti, no lo hagas a los otros.”

    Intento aplicarla cuando puedo, no tantas veces como quisiera, no voy a ser hipócrita pero si es un buen motor del día a día. ¿No crees?

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  4. Muchos jóvenes de 16 y 17 años en situación irregular no pueden estudiar por las limitaciones que impone la Ley de Extranjería. La mayoría accede a trabajos poco cualificados, aunque en algunos casos incluso esto es difícil.

    Decidir si con 16 ó 17 años se continúan los estudios, se accede a un taller profesional o se busca un empleo debería ser una cuestión personal o familiar. En el caso de los menores inmigrantes, sin embargo, el proceso es más complicado y depende de otros factores, como la situación legal en el país. El pasado proceso de regularización tampoco ayudó mucho porque sólo iba dirigido a personas con trabajo y, en el caso de los estudiantes, a aquellos que tienen permiso de estudio,o cumplian unas concretas condiciones.

    "El proceso de regularización sólo contempla a las personas mayores de 16 años con un trabajo, por lo que dejará fuera a la mayoría de los menores inmigrantes en situación irregular.D

    Desde entonces, muchos han consultado si sus hijos deben dejar los estudios y ponerse a trabajar" para poder así solicitar su legalización.

    En la actualidad, cualquier menor empadronado puede cursar la educación básica obligatoria, pero si desea seguir estudiando, acceder al Bachillerato y luego a la universidad, necesita contar con el permiso de residencia. Los que no tienen este documento "pueden decidir seguir estudiando el Bachiller o módulos de formación, pero como se encuentran en situación irregular no recibirán un título que acredite estos conocimientos"

    La solución para muchos de estos jóvenes pasa por la regularización de alguno de sus progenitores y por requisitos como "acreditar dos años de estancia en España.

    Pero no todos los jóvenes inmigrantes viven en España con sus familias. En nuestra Comunidad, por ejemplo, se debe tutelar a los menores que han inmigrado solos hasta que tengan la mayoría de edad. Entre los 16 y los 18 años, estos chicos deberían poder acceder a cursos formativos para, una vez fuera de la institución, lograr un trabajo y poder sobrevivir.

    Sin embargo, "se dan muchos casos de chavales que, al cumplir los 18 años, salen sin saber dónde vivir y sin un empleo. Salen con un permiso de residencia que han de ir renovando, y sin trabajo, por lo que han de buscarse la vida, trabajar en negro o incluso delinquir.

    Se da la imagen de que son jóvenes que no quieren estudiar, cuando muchas veces si que están motivados. Existe la tendencia a concentrar a los chavales inmigrantes en pocos centros y no se prepara a los profesores. Hay muchas trabas que propician la exclusión y que dificultan que estos jóvenes accedan a un buen puesto de trabajo.

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  5. Vista la imagen cuesta pensar como ha dado la vuelta la tortilla.

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