El motor se pone en marcha y empiezo a notar el movimiento, mecedor, concéntrico. Intento relajarme pero algo va mal. Me estoy llenando de arena. De repente oigo un ruido seco, desconocido, y pierdo el equilibrio, me resbalo y caigo. Y entonces todo sucede muy deprisa, el albañil me coge con su paleta y me restriega en un ladrillo, para colocarme en una pared. Por lo menos no es una pared cualquiera, es un muro de carga en una biblioteca en obras. Lo último que escucho es: "¡¡más cemento!!".
María de Pablo Sayalero
María de Pablo Sayalero
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