A propósito de la cercanía del día Internacional del Cáncer de Mama os ofrecemos un resumen de un artículo publicado por la antropóloga e investigadora de la Universidad de Lancaster Ana Porroche-Escudero. Un análisis a las campañas del lazo rosa desde un punto de vista crítico y feminista. De formas sutiles y no tan sutiles la "cultura del lazo rosa" infantiliza a las mujeres, sexualiza los cuerpos, trivializa la enfermedad y aporta información sesgada.
![]() |
EL LAZO ROSA ESTÁ DE MODA Y PRODUCE ABUNDANTES BENEFICIOS ECONÓMICOS |
Para concienciarnos sobre la
lucha contra el cáncer de mama, contribuimos a la causa comprando camisetas,
lacitos y productos rosas o participando en eventos benéficos. Con el objetivo
de esa “concienciación colectiva” se ha generado un ambiente festivo y un
interés público sin precedentes.. El problema es que el término
“concienciación” se ha despolitizado, lo que tiene consecuencias gravísimas.
La Asociación Española Contra el
Cáncer (AECC) es un ejemplo de esta lectura controvertida. Básicamente su concienciación
consiste en seguir los mandatos médicos y llevar una vida saludable. El
adoctrinamiento proviene del tono paternalista, monocromo, anteponiendo el
acatamiento de las normas sobre el comportamiento personal , apelando a las
responsabilidades de género para influir en el comportamiento de las mujeres.
Esta visión contrasta con la
“concienciación crítica”, una corriente
feminista basada en la información crítica y la promoción de la autonomía
personal. Como consecuencia de esta
despolitización, cualquier crítica al modelo actual es acusada de poco ética e
inmoral y de ir en contra de los intereses de las mujeres. De igual manera,
toda actuación que se hace en nombre de la “buena causa” se considera legítima,
gastando millones de euros en esfuerzos educativos que no fomentan la autonomía
personal. Raramente se cuestionan los medios empleados para conseguir los
fines. El sexismo, la infantilización de las mujeres, junto al uso de la
pedagogía del miedo son acciones justificadas dentro de un marco patriarcal y
monopolizado por la autoridad médica.
La suposición es que las
personas enfermas y el público en general, son incapaces de entender la
información médica y tomar decisiones por sí mismas, de ahí el énfasis en la
tutela paternalista. La infantilización
está ligada a la tendencia de trivializar la enfermedad. El uso del color rosa
crea una falsa sensación de festividad, suaviza la crueldad de la enfermedad y
ridiculiza el miedo a través de la negación de la mortalidad, suprimiendo el
espíritu crítico.
No tenemos que recurrir a un lenguaje apocalíptico, ni negar
los beneficios de una actitud positiva frente a la vida. La concienciación crítica
requiere realismo, la actitud de aceptar una situación tal y como es y de estar
preparada para enfrentarse a ella como corresponde.
La sexualización de la
enfermedad y el protagonismo de los senos como objeto de de placer sexual
masculino son otras formas de violencia invisible. Los pechos se muestran como
objetos donde el placer (del otro) y el consumo van a la par, como si fuesen el
único atributo que hace mujer a una mujer. El arquetipo propuesto de mujer
reproduce una sexualidad encorsetada, donde la hiperfeminidad, la
heterosexualidad, la juventud y la simetría corporal representan el ideal. Los
pañuelos, el maquillaje, las prótesis y las reconstrucciones mamarias son
artefactos al servicio del patriarcado.
La publicidad y el consumismo
también participan de estas acciones educativas por interés mercantil. Resulta
curioso que compañías que patrocinan este tipo de acciones sean responsables de
producir agentes contaminantes en sus productos y de estar ligadas a la
industria farmacéutica . Quieren lavar sus conciencias con dinero sin importarles la salud.
Existe el peligro de que los
esfuerzos de prevención se centren exclusivamente en modificar el
comportamiento de las personas. Esto conlleva que se haga responsable a éstas de
prevenir el cáncer y de detectarlo y de culpabilizarlas si la cosa sale mal.
Igualmente, este paradigma centrado en la mujer, oscurece la responsabilidad de
los gobiernos de actuar y evita la investigación sobre las causas del cáncer.
Ana Porroche-Escudero
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres cambiar algo, sé parte del cambio, implícate, participa, difude. Desde fuera mirando sólo adquieres el vicio de la crítica.