miércoles, 21 de diciembre de 2016

HERRIAREN JAIAK.



Era de madrugada, en el Ayuntamiento, en el Salón Árabe donde hacían las reuniones. Estaban Marga, Joxepe y Alvarito. Salieron al balcón, miraron al Arenal, hacia la zona donde las txosnas se acababan de montar y a Alvarito se le ocurre decir: Y si no baja la gente ¿qué?

   Aste Nagusia no es una fiesta patronal, ni tiene una historia lejana de raigambre y costumbres ancestrales. Es una jaia diseñada por la gente para la gente. Creada por un grupo de personas de diferentes pelajes cuyo objetivo era la diversión organizada por los grupos populares y las gentes de los barrios. Por eso su éxito, que ha traspasado fronteras en tiempo record y que es un referente en cuanto a organización de eventos festivos por parte de la ciudadanía sin protagonismo de las autoridades. 

    Aunque a estas alturas parezca increíble, hubo un tiempo en que no había Aste Nagusia. Un tiempo en que Bilbao en agosto era un lugar inhóspito, una villa desierta y fantasmagórica de la que todo el que podía escapaba sin mirar atrás.
   La larga dictadura de Franco había sido muy efectiva a la hora de extender un deprimente manto gris plomo que cubría todos los aspectos de la vida ciudadana, también el festivo.
   Pero en 1978 pasó algo. Algunas personas llenas de colores decidieron que había llegado el momento de repintar la realidad, así que se organizaron y sin pedir permiso a nadie, se pusieron manos a la obra.
   Aste Nagusia no vino sola. Como suele pasar con todas las cosas buenas y necesarias, hubo que traerla. Y no fue fácil.
   Este documental pretende contar la historia de aquellos peculiares inicios de la Aste Nagusia que hoy conocemos. Quiere también homenajear a todas aquellas personas que con su entrega desinteresada demostraron cómo desde la participación ciudadana y la autogestión, sin necesidad de ninguna autoridad, una sociedad es capaz de hacer cosas absolutamente maravillosas. Va por todas ellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres cambiar algo, sé parte del cambio, implícate, participa, difude. Desde fuera mirando sólo adquieres el vicio de la crítica.