Joaquín está en silla de ruedas. Su casa, que conoció
tiempos mejores, ahora es lúgubre y oscura. Berta, bailarina de striptease, y
su hija Betty, llaman a su puerta respondiendo a un anuncio que puso Joaquín
para alquilar una habitación. Su presencia alegra la casa y anima la vida de
Joaquín. Una noche, mientras trabaja en su sótano, Joaquín escucha un ruido
casi imperceptible. Se da cuenta entonces que una banda de delincuentes está
construyendo un túnel que pasa bajo su casa con la intención de robar un banco
cercano.
De ella han dicho:
"Un absorbente thriller de atraco bancario con visible fobia a fórmulas manidas. (...) La capacidad de Rodrigo Grande para mantener la tensión (y la atención) en alto compensa sobradamente los excesos"
Jordi Costa: Diario El País
"Tanto el estilo como el desarrollo de la trama son clásicos, lo que implica giros insospechados, y si bien la violencia tiene momentos contados, la acción es constante.
Francisco Marinero: Diario El Mundo
"Hay algunas cuestiones del guión que, por el género, no ayudan a la credibilidad, porque el espectador se plantea y replantea cada situación. (...) conveniencias para un relato cuyo ritmo y agobio se sostiene durante casi dos horas."
Pablo O. Scholz: Diario Clarín
"El núcleo del film -que en su estética y su descripción (...) remite a los climas literarios de Edgar Allan Poe-, (...) tiene más hallazgos que lugares comunes."
Diego Batlle: Diario La Nación
"Un policial que avanza de manera vertiginosa y aferrado a un guión de hierro, donde todas las piezas encastran de manera perfecta con una prolijidad poco frecuente, aunque de modo algo convencional."
Juan Pablo Cinelli: Diario Página 12
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