Cuando la mujer de Gregorio, un banquero muy conservador, del Real Madrid y muy gruñón, fallece repentinamente, éste se ve obligado a cumplir su última voluntad: pasar un fin de semana con sus hijos y sus respectivas parejas en Sanlúcar de Barrameda para esparcir sus cenizas en el Guadalquivir. Aquí es donde empiezan los problemas para Gregorio, ya que su hija Sandra está casada con Jordi, un catalán muy culé al que no soporta. Su otra hija, Alicia, está saliendo con Leo, un hippy anti-sistema, y Carlos, su hijo pequeño, con el que lleva seis meses sin hablarse desde que salió del armario, se presenta con su novio Eneko, un vasco de origen senegalés.
De ella han dicho:
“La película delata su escaso respeto al timing cómico a los escasos minutos de metraje”
Jordi Costa: Diario El País
"La caricatura de los personajes explota los tópicos más transitados en gags y diálogos facilones (…)
Francisco Marinero: Diario El Mundo
"Contar con Jordi Sánchez, que borda como nadie el rol de enfadón eterno (...) o David Guapo siempre es un seguro de vida. El resto, dosis de buenrollismo amable y sonrisas bobaliconas (…)
Antonio Trashorras: Fotogramas
"Tan sospechoso resulta reírse como no reírse ante las cien provocaciones de la película y los cien brochazos de sus actores, todos bien instalados en su cliché (…)
Oti Rodríguez Marchante: Diario ABC
"Comedia chillona que abunda en el estereotipo y la tontuna (...) lleva hasta el extremo los tópicos opuestos (...) para, después, no saber bien qué hacer con ellos (…)
Sergio F. Pinilla: Cinemanía
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